miércoles, 30 de mayo de 2012

DIACONADO FRANCISCO JAVIER GONZALEZ

Con motivo de la ordenación como Diácono de Francisco Javier el pasado día 12 de Mayo, y abusando de la confianza que tenemos, ya que ha ejercido como Consiliario de un grupo de Hogares de Don Bosco en Jerez durante este curso, le he pedido que nos escribiera unas letras contándonos un poco sus inicios en la vocación religiosa salesiana y sobre cuáles son sus metas para este futuro, si Dios quiere, Presbítero Salesiano.



Mi nombre es Francisco Javier González Cabrera y nací en Pozoblanco (Córdoba) hace ahora algo más de 29 años, el 7 de septiembre de 1982. Desde los seis años estudié en el Colegio Salesiano “San José” hasta cumplir los 14 concluyendo 2º de E.S.O. año en que pasé al I.E.S. “Los Pedroches” de Pozoblanco donde hice los dos últimos cursos de Secundaria.

Mi vocación religiosa salesiana nació en primer lugar gracias al buen ambiente cristiano de mi familia. Mis padres se preocuparon desde pequeño por mi educación cristiana: la bendición de la mesa, el rosario cuando íbamos de viaje, la eucaristía cada domingo incluso viéndola por televisión cuando estábamos en el campo, el confesarse regularmente, … eran cosas que aprendí en la iglesia doméstica de mi casa y que hizo que para mí fuera lo más normal del mundo tener presente a Dios en mi vida diaria.

En segundo lugar, mi vocación nació gracias a la figura de tres salesianos, auténticos imitadores de Don Bosco, que Dios puso en mi camino durante los años del colegio. El director, D. Fernando Santiago, desde que entré en el colegio hasta 5º de EGB, el confesor D. Fausto Hernández, eternamente presente en el patio y en la Iglesia, y D. Eusebio Andújar, jefe de estudios de la EGB que me dio clase durante dos años y verdadera alma del patio. El auténtico Don Bosco de Pozoblanco. Yo disfrutaba con ellos, especialmente con D. Fernando y D. Eusebio a los que ayudaba con gusto como monaguillo desde que hice la primera comunión.

Cuando estaba en 5º de EGB, D. Fernando me regaló un libro de San Juan Bosco. Fue un auténtico flechazo. Me bebí el libro e incluso lloré en los últimos capítulos cuando Don Bosco estaba en sus últimos momentos. Nunca había conocido tan a fondo la vida de Don Bosco. Me impresionó tanto su vida que después le leía el libro a mi madre en la cocina. Desde entonces, me dije que quería ser como Don Bosco y como estos salesianos que lo hacían realidad en Pozoblanco. El paso de los años no apagó aquel fuego y cuando terminé secundaria me fui a Córdoba como aspirante.

Actualmente estoy concluyendo mi etapa en el Teologado, donde me he preparado para la ordenación de diácono el pasado 12 de Mayo. Durante este año he estado ocupado entre terminar la carrera de Filosofía en la Universidad de Sevilla y la docencia y el trabajo pastoral en la casa salesiana de Jerez-Lora Tamayo. Ha sido un año muy completo y feliz. El objetivo es terminar felizmente los exámenes que tengo ahora en Junio y dar el finiquito a las clases y el curso pastoral en el Centro Juvenil, a la espera de mi próximo destino cuando el inspector me lo comunique.

¿Y el futuro? Estoy en las manos de Dios. El año que viene será muy importante ya que será el de la preparación para recibir el presbiterado. El año del diaconado es muy bonito por la cantidad de posibilidades que tiene. Además, el hecho de salir a una casa para “partirse los cuernos” al 100% es algo que me llena de entusiasmo, aunque no debo olvidar que debo reservar momentos específicos para prepararme a la ordenación (leer, rezar…) y no quedar absorbido por la vorágine de la actividad. Cuando hice mi primera profesión le dije a Dios que estaba dispuesto “a entregar todas mis energías a quienes me envíes, especialmente a los jóvenes más pobres”. Ese es mi único proyecto de futuro. No importa donde esté porque en todos los lugares habrá trabajo y habrá jóvenes necesitados de mi entrega generosa.

Durante este año he tenido la suerte y la gracia de poder acercarme, conocer y aprender una realidad tan rica como es el Movimiento Hogares Don Bosco. Quería meterme de lleno en la atención a la Familia Salesiana que es uno de los campos de acción principales en los que debe estar un salesiano y el balance ha sido muy positivo. Para mí, el Movimiento Hogares Don Bosco es una oportunidad de encontrar un espacio de diálogo para vivir la vida matrimonial con alegría, compartir las dificultades y las esperanzas de los esposos y construir la Iglesia desde la cotidianeidad de la vida, con ese estilo salesiano y juvenil que San Juan Bosco les aporta. A mí personalmente me ha ayudado a conocer más de cerca la realidad de la familia, sus limitaciones y sus fortalezas, tratando de descubrir juntos que es lo que nos pide Dios como Familia Salesiana para seguir construyendo su Iglesia.

El día de mi ordenación diaconal fue un día de profunda acción de gracias a Dios por el don que me ha regalado del orden sacerdotal. Lo viví profundamente gracias a los Ejercicios Espirituales realizados escasas semanas antes donde profundicé su significado y me puse por entero en sus manos de Padre. Son muchas las responsabilidades que me pide pero su Gracia no falta. En el momento de las Letanías, al postrarme en el suelo por completo, me puse por entero en sus manos diciéndole: Aquí estoy, sostenme Tú, pues Tú eres el que me has elegido. Yo por mi parte, intentaré responder con mi fidelidad y responsabilidad sabiendo que estoy en tus manos. Fue también un día de agradecimiento a tanta gente que me acompañó ese día, físicamente o en la distancia, pues cuando uno se entrega siempre recibe más de lo que da. Y ese espero que siga siendo mi camino cada día.

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