Con aquel niño nacía una esperanza para el mundo entero, porque mirando a aquel niño, nos damos cuenta de lo importantes que somos para Dios. Ese es el motivo de la esperanza y de la alegría cristiana: ¡Dios nos ama y nos ha regalado lo mejor de sí mismo, a su propio Hijo! ¡En tanto nos estima! ¡Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único, para que ninguno de los que creen en él perezca, sino que todos tengan vida eterna! (Jn 3,16).
F E L I Z N A V I D A D
COMISIÓN INSPECTORIAL H.D.B.
F E L I Z N A V I D A D
COMISIÓN INSPECTORIAL H.D.B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario